Apenas puedo creer todas las locuras, “los amoríos”, las cuentas falsas, los buenos encuentros, los engaños, las estafas…. en fin todo loque he sido testigo desde que mi creador, Mark Zackerberg, me instaló en el mundo virtual. Lo cierto es que yo, FB, estoy para lo que cada usuario desee y, si Freud viviese, cada día me consultaría acerca de lo que observo del comportamiento humano.
Pienso que este mundo virtual ha sido diseñado como si fuese un centro comercial: hay reglas que deben cumplirse y, si no se respetan, pues su cuenta será desactivada (aunque es difícil encontrar las cuentas falsas). Hay miles que se inventan con fotos y nombres falsos para cautivar, enamorar, o aprovecharse de quien se deje. Otros tratan de aumentar sus “amistades” como símbolo de popularidad para impresionar a sus amigos virtuales; y, otros, que roban fotos de otras cuentas para crearse una falsa identidad, y poder reinventarse una vida para impresionar, robar y hasta tratar de mandar dinero lavado, engañando virtualmente a su presa. Para los que viven lejos de su país FB es una oportunidad magnífica para mantenerse comunicado y compartirselfies, fotos, aventuras y platicas del diario acontecer a través de messenger.
Aquí les contaré algunas historias que me llamaron la atención por la ingenuidad de algunos de los personajes y, el oportunismo, y descaro de otros. Mientras me asomaba a montón de postings,me llamó la atención que una chica llamada Magdalena confirmó la invitación de amistad de un francés. Muy meticulosa en cuanto a las solicitudes en su cuenta de FB, sólo aceptó uno porque era ‘amigo’ de un conocido de ella. Además de ser muy guapo su nuevo amigo virtual, sería la oportunidad de practicar su francés. Laurent no dejaba de escribirle a diario sobre su vida cotidiana, sus caninos, su trabajo, gustos sobre la moda y trivialidades de la vida. Ella también le respondía con gran entusiasmo y le comentaba de su familia, mascotas, trabajo, viajes y otros etcéteras. Llevaban meses escribiéndose y un día le comunicó a Magdalena que la empresa donde trabajaba lo enviaría a la Costa de Marfil por 10 días a revisar la producción cafetera en la capital, Abdijan. Además, le prometió que a su regreso se iban a encontrar en la ciudad de las luces. Magdalena brincaba de felicidad, ya que hacía meses que había roto con su novio de muchos años y, con este affairevirtual, había recobrado un poco la alegría que la sacaba de su vida monótona.
Laurent le prometió avisarle en cuanto llegase a Abijan; y así fue. No fue un mensaje sereno, sino abrupto, le comunicaba a Magdalena que había perdido su tarjeta de crédito y que no tenía con qué pagar el hotel. Magdalena lo calmó y le hizo saber que ella ya había estado en una situación similar. En uno de sus viajes le habían robado su cartera con todas sus tarjetas de crédito, dinero; de inmediato llamó al banco y al día siguiente se le envió una nueva. Él dijo que su banco no hacía ese tipo de transacciones que ya los había llamado esta mañana. Entonces, Magda le sugirió que hablara con la compañía. Laurent acotó que el contrato no estipulaba ninguna ayuda y que lo único que le pedía a Magda que le prestara y enviara $600.00 dólares, y que tan pronto llegase a Francia se los reembolsaría. Cuando Magda escuchó esto, sintió un malestar inexplicable y empezó a desconfiar, a dudar de su amigo francés. Mientras tanto, Laurent insistía e imploraba a Magda que le mandase el dinero, que se lo devolvería en cuanto volviese a Francia. Ella continuaba dándole sugerencias a su amigo para resolver su situación; que llamara y pidiera ayuda a sus amigos, parientes, y vecinos. Él insistía que ella era su única esperanza. Entonces a Magda no le agradó la situación en lo absoluto y se preguntó, ¿cómo es posible qué no tenga ningún amigo de confianza que le pueda ayudar? Sintió que la sangre le golpeaba en el cerebro y pensó que lo más razonable era dejar de comunicarse con él por algunos días (aunque los mensajes del francés no cesaban en llegar ni de día ni de noche).
“Así seguirán”, me dije, después volveré a esta cuenta para saber qué decidió Magdalena. Así que seguí asomándome a otras cuentas. Encontré otra de mi interés. Vi que una Angélica había contestado la invitación de amistad a un tal Alberto. La razón por la que Angélica accedió fue porque ambos tenían un amigo en común (la misma que Magda) y, además, los dos vivían en el mismo país. Al principio, a Angélica le pareció un narcisista porque siempre estaba hablando de sí; pero, por otro lado, le agradaba de él que siempre se comunicara con ella y le contaba chistes y la vida de cantantes que ambos conocía tales como Joan Manuel Serrat. Camilo Sesto, Rafael, Luis Miguel, y otros. También compartían el gusto por la literatura Latinoamericana. A veces, se ponían a hablar de un tal Rulfo; de un Carlos Fuentes; o a veces discutían a una Rosario Castellanos. Primera vez que había escuchado tales autores. Angélica le comentó a Alberto que en unos días iba a estar en su ciudad de origen. Alberto, de inmediato empezó a realizar planes para la visita de Angélica. Le dijo que quería llevarla a comer, a bailar a una disco; que le iba a preparar ensaladas para que no aumentara de peso y que la iba a pasear por toda la ciudad en su motocicleta. Esto último, le disgustó a Angélica y se lo hizo saber a Alberto. Le dijo que primero muerta que montarse en este monstruo de transporte tan peligroso. Alberto lo tomó como una ofensa personal y humillante. Se sintió que Angélica lo estaba humillando por no tener un auto. Y esto fue suficiente para que Alberto soltara sus demonios e insultara a Angélica llamándole: “Eres una creída, sangrona, como todas las mujeres de tu clase”. Angélica se sintió tan ofuscada y sorprendida con el comportamiento de Alberto que se desconectó de inmediato de messenger.Además, se dio cuenta de que Alberto la borró de sus amigos en FB; lo que fue un alivio para ella. Cuando Angélica llegó a su ciudad de origen, Alberto volvió a contactarla, le imploraba que la quería ver, que lo perdonara, bla, bla, bla. Ella lo mandó al diablo. Estos rechazos pusieron furioso a Alberto y empezó a enviarle fotos de su falo, añadiendo un lenguaje muy vulgar en sus mensajes. Entonces, Angélica decidió reportarlo a FB. Por supuesto que la escuché, tomamos cartas en el asunto, y los mensajes cesaron de llegar.
Mientras tanto, yo me preguntaba, ¿qué chingados quieren los hombres?
Pues, seguí fisgoneando por la red y una vez más me atrapaban las relaciones entre hombres y mujeres. Esta vez se trataba de un tal Scott de Londres y le enviaba una invitación de amistad a Mary de New York. Antes de aceptar la invitación ella indagó varias cosas. “A ver, se dijo: Scott debe tener unos 45 años. Me parece muy guapo y dice que es capitán del barco, que transporta madera y petróleo a Malta. Mary se dio cuenta que en su cuenta de FB no añadía a sus amigos y esto no le agradó mucho porque pensó que sólo tenía amigas y no quería que las otras supieran. Decidió que iba a rechazar la invitación de Scott y oprimió el botón, decline. De repente, le llega un mensaje y lo abre: es de Scott. Se dio cuenta que pulsó el botón opuesto.
Entonces, empezó a leer el mensaje de Scott. Le comentó que era capitán de un barco y que llevaban petróleo de México para Malta. Añadió que se iba a retirar después de este viaje y que iba a poner su propio negocio de venta de madera en Londres. En éste le comentaba que le daba gracias a Dios que los hubiese unido por medio de FB. Le dijo que su esposa había fallecido de una enfermedad dolorosa y prolongada y que, lamentablemente, Dios no les mandó hijos. Mary se sintió un poco incómoda con todas estas confesiones tan repentinas. Ella apenas le contestaba; mas, luego, decidió divertirse un poco con el tal Scott. En sus mensajes Scott no dejaba de mencionar a Dios y que el destino lo había unido a Mary. Ella lo leía y daba contestación a sus mensajes religiosos. Después de un mes de intercambiar comunicación, Scott escribió que unos piratas habían atrapado el barco y se encontraban cerca de Malta. Por suerte, él pudo escapar y le rogaba a Mary que aceptara 250,000 libras esterlinas porque no había bancos donde se encontraba. Además, quería nombre y dirección de Mary para enviarle todo el dinero a su país. Le pidió quedarse con el dinero en caso de que los piratas lo mataran. Por último, le indicaba que no le mencionara a nadie cuando recibiese el dinero. Mary, nada tonta, se dio cuenta que se trataba de lavado de dinero, lo sacó de su cuenta de inmediato, e informó a Facebook esas intenciones. Hicimos lo que teníamos que hacer en cuestiones legales, y borramos la cuenta del tal Scott.
Ah, me acordé que quiero saber en que terminó la historia de Laurent y Magda. Así que volví a sus cuentas. El fastidioso de Laurent seguía insistiendo en que Magda le mandase dinero para que pudiese regresar a Francia. Me parecía que Magda tenía fuertes sentimientos por Laurent porque se preguntó: “¿Y si yo estuviese en la misma situación? Además, quiero conocer a Laurent en persona y charlar con él”. Entonces, le dijo a Laurent que sólo le iba a enviar $400.00 dólares por Western Union a Costa de Marfil. El confirmó que lo recibió, y que al día siguiente iba a tomar el vuelo a Nantes, ciudad natal de él. Al día siguiente, Laurent le mandó otro mensaje, pidiéndole $300.00 para pagar una cuota para salir del país. Magda se puso a llorar inconsolablemente, pero sabía que este desgraciado francés era un seductor y estafador virtual. Magda se prometió que jamás iba a aceptar a ningún desconocido en su cuenta de FB ni a involucrarse sentimentalmente con nadie.
Bueno, como pueden ver, en realidad me divierte leer y fisgonear en el mundo virtual de Facebook. La próxima vez les voy a traer relatos muy diferentes a los que les he contado.