Por un día: los niños más felices del mundo.
Por fin, llegaron mis esperadas vacaciones de primavera; y añoraba escapar del crudo y largo invierno siracusano.
Mi esposo y yo decidimos explorar un lugar en el cual nunca habíamos estado. Así que mi escogimos Cozumel, México. Deseaba conocer un poco más de mis raíces y de la cultura maya.
Mi esposo, amateur del buceo, y yo amante del sol y de mis lecturas, Cozumel sería el lugar soñado para mis hedonísticas actividades. Y por supuesto, no podía faltar la compañía de una margarita refrescante.
Al pisar tierra en este edénico lugar, sabía que iba a pasar unos días de asueto inolvidables, y en efecto, no erré.
El tercer día de nuestras vacaciones decidimos ir a Playa del Carmen (Xaman Há en maya, que significa “agua del norte.”) Rentamos un auto y nos dirigimos a esta bella región con sus playas transparentes, de azul turquesa. Para mi sorpresa, este bello lugar se encontraba con un montón de expatriados franceses y de otras nacionalidades, lo cual le da un interesante aire europeo al sitio.
En esta misma área se encuentran las ruinas de Tulum que también las visitamos. Tulum fue una ciudad amurallada del Imperio Maya (que en la lengua maya significa zamá, amanecer o mañana).
Tan pronto como llegamos a las ruinas, los guías de turistas nos perseguían como mosquitos. Mi esposo empleo uno que hablabla el inglés como agente aduanero. La verdad yo ni le ponía atención a sus explicaciones, hasta que de repente , regaña a dos niños de unos doce años, acompañados por su can. Los dos chicos sacaban del bote de basura botellas de plástico para reciclárlas.
Entonces, mi atención se volvió hacia el guía y le amonesté molesta:
_ Oiga, los chicos están ayudando a prevenir contaminación coleccionando las botellas. Además necesitan el dinero que reciben por éstas.
– Está bien, pero se prohíbe la entrada de perros en este lugar- Al guía no le convenía contradecir a sus clientes. De modo que sin añadir más, continuó haciendo su trabajo.
Terminamos admirando esta históricas ruinas . Después de nuestro recorrido por Tulum, buscamos un buen restorán para saborear más de la sabrosa comida mexicana.
Mientras disfrutabámos de los manjares lugareños, a lo lejos, vi urgando en la basura a los mismos niños que nos topamos en las ruinas. Me acerqué, preguntándoles que si todavía buscaban botellas.
-No, buscamos comida. Su respuesta me conmovió.
-Y, tus padres, ¿dónde están?
-Trabajando, señito.
_¿Qué tipo de trabajo hacen?
_ Venden ropa en el mercado. Me respodieron los dos al unísono.
De inmediato, saqué un billete de mi cartera y se los di. Les dije que fueran a comprar unos taquitos y que invitaran a su fiel perrito,._ ¿Cómo se llama?
_ Vagancio. Otra vez, respondieron los dos a la vez
_Un buen nombre para tu mascota. Debe ser muy vago, ¿verdad?
No respondieron. Pero sí dieron las gracias y partieron con una alegría desbordante, a una taquería muy cercana de ahí.
Jamás había visto en mi vida a dos semblantes tan felices, junto con su leal perrito y contento de tener amos tan generosos.
Saludos, Beatriz.
Me llamó la atención la anécdota de los niños de Tulum; el trabajo infantil es un lugar común en la mayoría de las ciudades y pueblos de México; en algunos lugares las autoridades tratan de minimizar el problema, o presentan estadísticas que reducen el asunto a unos cuantos casos aislados, pero no logran convencer a nadie. Es triste que una gran parte del presupuesto nacional se invierte en sueldos absurdamente altos de un sin fin de funcionarios públicos inútiles, en lugar de apoyar la educación de “los niños de la calle”.
Jesús:
¡Gracias por tu comentario!
Es verdad, que es muy común que los “niños pobres” se ganen la vida vendiendo chicles, recogiendo basura, lavando autos, u otros quehaceres nada deseables.
Los niños son el futuro y la riqueza de cualquier país y tienen derecho a la educación. Es una lástima que los padres los manden a laborar o que el gobierno los ignore.
Pienso que es el problema de todos, ya que la riqueza está muy mal repartida en cualquier lugar del mundo. Nosotros como seres humanos no debemos ignorar y tenemos la obligación de poner nuestro granito de arena. No hay que olvidar, la unión hace la fuerza.
Mi familia y yo fuimos a Cozumel en el verano del 2007. Cozumel fue mi vacaciones favorito porque esta muy bonita. El agua es muy vacie y pude ver al fondo del mar. La playa tuve la arena blanca. No hable con las personas del Cozumel pero hable con una nina en Jamacia. Ella me dice sobre su familia y vida. Tuvo doce hermanos y yo supe que su vida fue muy dificil. Es muy triste la vida que algunas ninos tuvieron.
Esa es una gran historia, aunque es muy triste que cosas así suceden alrededor del mundo. Es una vergüenza que los niños a una edad tan joven se ven obligados a hacer cosas como que, para sobrevivir. Espero que los niños tenían una buena comida de ese día.
Siempre he querido ir a Cozumel. Algún día espero poder ir. Mi tía se fue y me dijo que tenía un muy buen tiempo. Parece que haya disfrutado de su tiempo allí y en las ruinas. Me gustaría ir a ver las ruinas, se ves que es muy interesante. Eso es muy bonito que le diste dinero a los dos ninos para comprar comida. Cuando voy a la República Dominicana también hago lo mismo. Yo doy dinero a los necesitados, y si no tengo dinero les doy ropa que no me quieren. Ellos siempre se ponen muy contentos.
Esto me recuerda a una parte de mi viaje a Costa Rica cuando hicimos el trabajo de servicio. Visitamos un pequeño pueblo en las montañas llamado San Bernardo. Yo ya había estado en otras partes del país por unos días, pero era puramente recreativo. Era increíble ver lo que una vida sencilla llevaron a estas personas, pero al mismo tiempo eran extremadamente contentos con lo poco que tenían. Hablando con la gente del lugar y los niños en particular fue una de las experiencias más gratificantes que he tenido. Realmente te hace pensar en todo lo que tenemos, y lo mucho que no aprecian lo suficiente cuando los veo tan feliz con no casi tanto.
That is a great story, although it is very sad that things like this happen around the world. It is a shame that children at such a young age are forced to do things like that, to survive. I hope the children had a good meal that day.