Restroom
Hacía más de cinco semanas que me encontraba en The College of Wooster, en Wooster, Ohio.
Por medio de la universidad de mi país, donde cursaba la licenciatura, me habían otorgado una beca para mejorar mi inglés. Ésta no cubría los gastos personales y me vi en la necesidad de buscar un trabajo para tener un poco de dinero. Sólo se me permitía laborar dentro de la universidad debido a mi visa de estudiante en este país. Por lo tanto, los trabajos disponibles en ese momento, eran el de recepcionista en mi dormitorio y el de servir los alimentos en la cafetería. El segundo no involucraba ningún estrés para mí, pero el primero sí. Así que por necesidades ecónomicas, opté tomar los dos.
En el primero, cada vez que sonaba el teléfono, mi presión y corazón saltaban a todo lo que da. Los apellidos que tenía que adivinar o tratar de pronunciar al contestar el auricular eran en realidad desafíantes. Por ejemplo, si alguien preguntaba por un tal, David Shawn, “¿David Chón?”. Buscaba con rapidez el apellido en la lista de estudiante, a mi lado del auricular y no encontraba al mentado “Chón”.
_Me deletrea el apellido, por favor. Le pedí a la persona tratando de fingir serenidad.
_ S-H-A-W-N.
_Ah, aquí está. La comunicó de inmediato con él. ¡Uf, qué alivio! Me alegraba cuando la llamada era exitosa.
Me preocupaba que no estuviera pronunciando bien el nombre, ya que el idioma español se pronuncia de la misma manera que se escribe.
En otra ocasión, cuando sonó el teléfono y una persona deseaba que la comunicara con el estudiante, Ken Scott. “¿Can Escot?” De inmediato, buscaba el nombre en la lista. No pude encontrar a ése tal “Can Escot”. ¡Qué nombre tan raro! “¿Poder Escot?”, o ¿Lata Escot?, al traducirlo al español.
_Señorita, este estudiante no vive en el dormitorio. Le contesté con timidez.
_Ahí vive, y tal vez no se encuentra en estos momentos en su dormitorio. Me contestó con mucha seguridad.
De pronto, un estudiante entró a la recepción y me preguntó si alguien le llamó porque estaba esperando una llamada teléfonica muy importante.
_ ¿Cómo te llamas?
_ Ken Scott.
_ Ah, tú eres, “Can Escot”, no te encontré en la lista de los estudiantes. Le dije con sorpresa.
_Ken Scott. Me lo repitió.
Le pedí que deletreara su nombre en inglés.
_K-E-N S-C-O-T-T.
Ah, Ken y no como el verbo poder “can” y “escot”, sin la e y con doble t. Le contesté y dejé saber que una chica le acaba de telefonear.
Le conté que yo acababa de llegar a los Estados Unidos hacía unas semanas y, que apenas me estaba familiarizando con todos los diferentes apellidos de los estudiantes. Me puse a explicarle que en español no tenemos palabras que empiezan con la letra s, seguida de una consonante. Y la letra k, usualmente la pronunciamos como cat. Ni siquiera había terminado la explicación, cuando ya se había marchado con una chica.
Ese mismo día, llegó al dormitorio una chica con su madre preguntando por el restroom. Pensé, por un momento: rest-descansar y room– cuarto. Ah, buscan el cuarto para descansar. Supongo que será la sala, ahí se puede descansar. Así que las mandé a la sala del dormitorio. Volvieron a la recepción, diciéndome que no habían encontrado el restroom.
_ Lo siento. Y, les di direcciones para el cuarto de la televisión. Ése sí que debe ser el cuarto de descanso. Era obvio que había errado de nuevo, ya que se encontraban una vez más en la oficina y un poco impacientes:
_ Realmente, nos urge ir al restroom para orinar.
Ah, el bathroom se encuentra abajo, a su derecha. Me hubiera dicho toilet o como dicen los ingleses water closet, y no hubiese tenido ningún problema en darles direcciones para el restroom. Ambas se me quedaron viendo como si estuviese borracha.
Se suscitaron más incidentes de esta índole durante mi estadía en este college, pero los ya mencionados, me quedaron plasmados en la memoria. Además, la próxima persona que me preguntara por un David, Shawn y Ken Scott, ya había practicado bastante la pronunciación de estos nombres; y lo de restroom, quizá se podría decir que es un cuarto de descanso.